México se ha consolidado como el segundo exportador mundial de pepino, con un valor de exportaciones que superó los 648 millones de dólares en 2022. El principal destino de este producto es Estados Unidos, seguido en menor medida por Canadá. Sin embargo, detrás de este éxito comercial existen importantes desafíos que amenazan la competitividad y sostenibilidad del sector.

A continuación, analizamos los principales problemas que enfrenta la exportación de pepino en México en los últimos años, agrupados en tres áreas: barreras comerciales y arancelarias, problemas logísticos, e impactos ambientales y sociales.

1. Barreras comerciales y arancelarias

El pepino mexicano ingresa a Estados Unidos y Canadá libre de arancel gracias al T-MEC, pero enfrenta constantes presiones proteccionistas:

• Productores locales en EUA (Florida y Georgia) han impulsado investigaciones antidumping contra las hortalizas mexicanas, lo que genera incertidumbre para los exportadores.

• En 2025, el gobierno estadounidense amenazó con aplicar un arancel del 30% a todos los productos mexicanos, lo que afectaría gravemente la competitividad del pepino.

• Existen barreras no arancelarias, como inspecciones fitosanitarias estrictas en frontera, que pueden ocasionar rechazos o tratamientos costosos en caso de detectarse plagas.

• Los estándares de calidad, etiquetado y certificaciones (GlobalG.A.P., PrimusGFS, México Calidad Suprema) son requisitos cada vez más frecuentes de los compradores internacionales.

La conclusión es clara: la diversificación de mercados y el cumplimiento estricto de normas sanitarias y de calidad son vitales para mantener el acceso a los mercados internacionales.

2. Problemas logísticos y de transporte

La exportación de pepino depende de una cadena de frío impecable. Al ser un producto altamente perecedero, cualquier retraso o falla en el transporte puede representar pérdidas millonarias.

• Los costos de flete han aumentado debido al encarecimiento del diésel y la escasez de transporte refrigerado.

• La infraestructura carretera y de almacenes frigoríficos en México aún presenta limitaciones, especialmente lejos de los cruces fronterizos.

• En abril de 2022, las inspecciones extraordinarias en Texas provocaron filas de hasta 20 horas en los cruces, generando pérdidas estimadas en 8 millones de dólares diarios para los exportadores de frutas y hortalizas.

Estos problemas muestran la vulnerabilidad de la cadena exportadora y la importancia de invertir en logística moderna, trazabilidad en tiempo real y acuerdos bilaterales que garanticen la fluidez comercial.

3. Impactos ambientales y sociales

La producción intensiva de pepino para exportación también genera retos en sostenibilidad:

• Agua: producir 1 kg de pepino requiere en promedio 353 litros de agua, lo que ejerce presión en acuíferos de regiones áridas como Sinaloa y Sonora.

• Agroquímicos y plásticos: el uso de pesticidas y empaques plásticos genera preocupación ambiental y demanda soluciones más sostenibles.

• Condiciones laborales: más de un millón de jornaleros agrícolas trabajan en el sector hortícola, muchos en condiciones precarias. El T-MEC y las certificaciones sociales (Fair Trade, Rainforest Alliance, GRASP) impulsan mejoras en salarios, vivienda y acceso a servicios básicos.

La sostenibilidad ambiental y social ya no es opcional: es un requisito de entrada a los mercados internacionales.

Conclusión

El pepino mexicano ha logrado posicionarse como líder en el comercio internacional, pero enfrenta un camino lleno de retos: presiones arancelarias, altos costos logísticos, impactos ambientales y condiciones laborales que requieren atención.

La clave para el futuro será invertir en innovación, diversificación de mercados, sostenibilidad y responsabilidad social, para que el pepino siga siendo un orgullo de la agroexportación mexicana y un producto competitivo a nivel global.